El jueves escuché en la radio, un poco sorprendido, a un locutor de Oxígeno que esparcía una noticia que por un instante paralizó mi corazón: “El concierto de KISS no se llevaría a cabo en Lima por problemas entre los organizadores y los representantes del grupo porque no se habían puesto de acuerdo en las fechas”. Luego recordó situaciones pasadas como los frustrados conciertos de Rod Stewart, Bon Jovi y Michael Jackson, que fueron una estafa.
La primera sensación fue de decepción porque muchos artistas están viniendo y que se empañe un poco la movida rockera por algunos improvisados es enojoso.
El locutor, luego de promocionar un par de canciones, dijo que había visitado la página web del grupo y reafirmó que no había rastros de alguna presentación. Quizás allí se equivocó, ya que se demora que cuelguen la información de los conciertos. Y las dudas se despejaron cuando hoy se pusieron a la venta las entradas y en la página oficial hay una noticia del esperado concierto. Ya recuperado de la conmoción me topé con otra: el precio de las localidades. Para una plaza como Lima y los impuestos rebajados, creo que pudo costar un poquito menos ya que es un abuso
¿Por qué la necesidad de tantas ubicaciones?
Una cosa es traerlos y toda la promoción mediática que genera y otra es pensar en los verdaderos fans que solo verán cuatro puntos blancos en el escenario en la tribuna más lejana y por consiguiente la más barata.
Esperemos que se llene el Estadio Nacional, porque como lo advertí en un post anterior, el concierto es espectacular.
Ya la radio rectificó pero la fregó.
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