Siempre hallaba una manera de escabullirme por los pimballs de Lima para jugarme una fichita o dos. Mirando de reojo de vez en cuando si estaba el encargado al acecho. Había que hacer cola para jugar “Double Dragon”. Era gracioso ver como los malhechores en hombros se llevaba a la damisela en peligro mostrando su ropa interior blanca pixeleada. Eran otros tiempos, claro. Luego llegaron las consolas de videojuegos y para que gastar en fichas si lo tenías en tu casa. La computadora como siempre estaba un paso adelante pero con el X-Box y el Play 3 creo que la han superado.
Hace unos meses llegó a mis manos Residente Evil 4 para computadora. Revisando en Internet, a ese tipo de juegos se les llama “survival horror” o también “terror psicológico” y cuando lo instalé, me pregunté en que momento cambió todo que ni me di cuenta. Los juegos siguen siendo adictivos, pero estos superan todo lo imaginado. El terror y la tensión es la base del juego. Con un personaje que camina solo en medio de un bosque que hace recordar esta película “El Proyecto de la Bruja de Blair”, acechado siempre por criaturas muertas en vida. Por supuesto que lo terminé. Lo peor es que te vuelves masoquista y vas por más. Ahora instalé el Silent Hill 3, que es otra atrocidad. Ya voy por la mitad, cuando lo acabe les cuento.
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